Juicio Cambiaso Pereyra Rossi: “El camino a la verdad”


El juicio oral y público por los homicidios de Cambiaso y Pereyra Rossi tuvo un capítulo central esta semana cuando declararon el primer juez de la causa (en 1983), uno de los antiguos abogados intervinientes y los peritos.


“Las declaraciones fueron contundentes” fue la evaluación que realizaron las querellas del juicio que investiga el secuestro, tortura y homicidio cometidos durante la última dictadura contra los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi. Entre otros, el pasado miércoles testimoniaron el ex juez Jorge Eldo Juárez, el primer magistrado en tomar la causa, en mayo de 1983, quien recordó las intimidaciones que sufrió por llevar adelante aquella investigación. Además, fueron clave las conclusiones de los peritos.

En el proceso están imputados el último dictador, Reynaldo Bignone, el ex comisario Luis Abelardo Patti, los militares retirados Pascual Guerrieri, Luis Américo Muñoz, Rodolfo Rodríguez, Carlos Lucena; los ex Personal Civil de Inteligencia (PCI) Ariel Porra, Walter Pagano, Juan Andrés Cabrera, Ariel López y Carlos Sfulcini; y el policía bonaerense retirado Amadeo Spataro.

Los represores están acusados de la detención violenta e ilegal de Cambiaso y Pereyra Rossi –perpetrada en el bar Magnum de Rosario el 14 de mayo de 1983–, su traslado a las afueras de la ciudad para aplicarles tormentos y su posterior homicidio. Los cuerpos de los militantes peronistas aparecieron esa misma jornada hace treinta y dos años atrás, con claros signos de fusilamiento en la localidad de Lima, ante un escenario que pretendió simular un enfrentamiento armado.

El primero de los testigos en declarar fue el ex juez provincial Jorge Eldo Juárez, quien recordó cómo tomó en sus manos la causa “por la captura en el bar Magnum de dos personas que se llevaron con una gran aparatosidad” y “con la intervención de dos o tres vehículos varias personas”.

El ex magistrado dio cuenta del trabajo judicial que realizó en aquellos años y de las dificultades que debió sortear durante la investigación, de la que no estuvieron exentas las amenazas y las intimidaciones, hasta que finalmente dejó el expediente por una cuestión de competencia –la causa fue a parar al juzgado federal de San Nicolás por la jurisdicción donde aparecieron los cuerpos de Cambiaso y Pereyra Rossi–.

Juárez explicó cómo producto de los testimonios y la prueba documental recogida conectó el secuestro en el bar Magnum con los cuerpos de los dos militantes peronistas aparecidos en Lima, provincia de Buenos Aires, y cómo finalmente se resolvió la cuestión de competencia que derivó las actuaciones a al juez federal de San Nicolás, Juan Carlos Marchetti.

Un momento sensible de la audiencia se vivió cuando el ex juez refirió los aprietes que sufrió durante el transcurso de la investigación. “Hubo un llamado telefónico muy contundente, muy fuerte, cuya intención era de intimidar”, indicó Juárez y recordó que inmediatamente hizo la denuncia. “Apenas recibí la amenaza redacte la denuncia 20/9/83. Una amenaza que involucraba a mi familia”, refirió el juez recientemente retirado. “Se me ofreció custodia y la tuve durante varios meses. Tenía miedo por mi familia y ahí me di cuenta la importancia que tiene tener policía judicial. Evidentemente me di cuenta después de que el hecho de una custodia era ponerme un gran hermano que me controlaba personalmente”, añadió Juárez.

El primer juez en investigar la causa hizo un alto para señalar que en esos años “las cosas se hacían a pulmón” y mencionó a González Rimini, Carlos Triglia y el equipo del juzgado, de quien manifestó que “estaba orgulloso”. “No había tecnología, ni antenas, ni celulares, era buscar los testimonios”, remarcó.

Otro de los testimonios importantes fue el de Víctor Corvalán, uno de los abogados querellantes que intervino en la causa en el año 83. “En el año 1983 fui contactado por el doctor Augusto Conte a quien conocía de la militancia del Partido Demócrata Cristiano. (Marcelo) Parrilli y (Nilda) Garré formaban un equipo que pertenecían al Cels (Centro de Estudios Legales y Sociales) y necesitaban un abogado penalista en Rosario, a raíz del caso que se había originado en el bar Magnum”, rememoró.

Corvalán contextualizó el marco en el que le tocó actuar, los miedos que todavía tenían los testigos. “La tarea no era sencilla porque resultaba muy difícil que ellos quisieran declarar”, indicó. También destacó el trabajo de los organismos de derechos humanos de la época y el rol de las hermanas Cambiaso, Gladis y Ethel.

En su preciso testimonios, el abogado reconstruyó parte de la investigación desarrollada en aquel primer momento y repasó datos claves que dieron por tierra con la hipótesis del enfrentamiento que se pretendió imponer oficialmente. “El Movimiento de ellos (por Cambiaso y Pereyra Rossi), Intransigencia Peronista, se presentaría a elecciones lo que luego ocurrió el 30 de noviembre. Era inconcebible lo del enfrentamiento”, aseguró Corvalán. “La hipótesis era del secuestro y simulacro un enfrentamiento para justificar el asesinato. Esto se ve fortalecido con algunos primero testimonio que logramos encontrar”, afirmó el testigo.

El penalista trajo a la memoria uno de los importantes testimonios que consiguieron en esos días. “Un empleado de un tambo –recordó el abogado– dio cuenta que mientras estaba esperando el camión de la Serenísima había llovido y los camiones no entraban por el camino había que ir a la ruta. Ve pasar un patrullero del comando y atrás pasa un auto Fiat 1500, que después se determinó que era el auto que usaba el ingeniero Cambiaso, que llevaba en la parte de atrás a dos personas que iban con los ojos abierto pero no sabía si estaba vivos. Él siente el ruido de los balazos y ve una gran polvareda producto de la balacera. Tenía un gran susto y costó conseguir que diera su declaración. Coincidía otra versión de un testigo que había visto al mismo auto remolcado por una grúa”.

Corvalán, al igual que Juárez, también hizo alusión a las serias amenazas que sufrió durante la investigación. En una de esas intimidaciones un día llegó a su estudio y se encontró que le habían cambiado la placa de la puerta por una que decía “que en paz descanse”.

Los peritos

Luego siguieron una serie de testimonios de diferentes peritos que intervinieron en la causa en sus orígenes. Como Rubén Laguenz, quien documentó que Pereyra Rossi había sido torturado y dio cuenta de su extensa experiencia en el estudio de la aplicación de tormentos, especialmente con picana eléctrica; Robeto Weichber, oficial retirado de la policía federal –quien estuvo más bien evasivo–; y Emma Creimer, cuyo testimonio fue clave para desmontar la idea del enfrentamiento.

“Fue una jornada superlativa desde la perspectiva de las querellas”, analizó en diálogo con Redacción Rosario, Nadia Schujman, abogada de Hijos y representante legal de las hermanas Cambiaso.

Para Schujman, “los testimonios de Juárez y Corvalán fueron contundentes” y calificó como “clave los aportes de los peritos”, ya que desde su óptica “dan por tierra con la versión oficial que se quiso montar en aquellos años”. “Esos testimonios dieron cuenta de los primeros pasos que se dieron en el camino hacia la verdad de lo que hicieron con los compañeros”, concluyó la penalista.

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