Juicio Hospital Militar de Paraná: Guerrieri y Amelong reconocieron el asesinato de Raquel Negro

El ex jefe del Batallón de Inteligencia 121 de Rosario, coronel Pascual Guerrieri, afirmó este viernes que la detenida-desaparecida Raquel Negro "fue ejecutada" en 1978 por el mayor Pascual Navone, quien también se habría apropiado de uno de los hijos recién nacidos de la mujer.

Las palabras de Guerrieri se escucharon en el juicio oral que se está desarrollando en Paraná, Entre Ríos, en el marco de la causa Hospital Militar de Paraná, que investiga el funcionamiento en ese lugar de una maternidad clandestina durante la dictadura cívico militar.

Guerrieri leyó además ante el tribunal declaraciones formuladas por el agente de inteligencia Eduardo Constanzo, ante un tribunal rosarino en abril de este año.

En ese testimonio, el agente de inteligencia declaró que "Raquel Negro fue llevada al Hospital Militar (de Paraná), ya que había sido torturada y estaba embarazada de mellizos. Luego del parto, Navone fue quien la ejecutó de un tiro en la cabeza".

Navone es el militar de Inteligencia del Ejército que apareció muerto con un disparo en la cabeza en febrero de 2008 en Córdoba, el mismo día que debía prestar declaración indagatoria en la instrucción de la causa en la capital entrerriana, mientras que Constanzo es un ex-agente de inteligencia que involucró en el hecho a cinco militares y un médico que están siendo juzgados ahora en Paraná.

En su declaración, Guerrieri afirmó que la órden de trasladar a Raquel Negro para que diera a luz mellizos en el Hospital Militar de Paraná fue dada por el entonces comandante del II Cuerpo de Ejército, general Leopoldo Fortunato Galtieri, y llevada a cabo por el Destacamento de Inteligencia 122, en el cual revistaban Navone y Constanzo.

"Yo no di ninguna órden para que se haga ese traslado", argumentó.

También sostuvo que le tocó "vivir en esa época por razones biológicas" y que estaba "al servicio de la Nación como soldado profesional, cumpliendo las órdenes que nos daban".

Aseguró que su intención es "colaborar para que todo esto se termine y se aclare".

Recordó que en los 70 se decía que la única salida que tenía el país era Ezeiza. "Yo hoy digo que la única salida que tengo es la Chacarita, porque tengo 77 años y todavía no me puedo retirar del Ejército", agregó al pedir: "déjenme morir en paz con mi familia".

"Ingresé al Ejército a los 12 años, tengo 77 y todavía no me pude ir porque llevo 10 años preso. No tengo banderas partidarias, la única bandera que me representa es la verde oliva del Ejército argentino", agregó.

Guerrieri dijo sentirse ofendido "cuando se habla de la patota (nombre que se le adjudicó al grupo de tareas que integró en Rosario). Yo nunca instruí patotas. Patotas pueden ser las de las canchas del fútbol o la Triple A. El ejército no fue una patota", insistió.

Sostuvo que en los 70 "en la calle nos pedían que viniéramos, porque el gobierno de Isabelita (Perón) no daba para más".

Admitió ser parte de "un ejército derrotado, por habernos subido más arriba de lo que correspondía". En ese sentido, dijo también que "no hubo que ir a las Malvinas".

Otro de los represores imputados, Juan Amelong, también imputado en la causa Hospital Militar, coincidió con Guerrieri en que son inocentes de los hechos que se les imputan y que los responsables fueron Navone y Constanzo.

"No tuve nada que ver con la autoría de lo que se me imputa", declaró Amelong al tribunal, y pidió que se requieran los registros de visitas del II Cuerpo de Ejército para comprobar que Constanzo se reunía con Navone en ese lugar, y que también se haga un entrecruzamiento de llamadas telefónicas.

También denunció "animosidad" de parte de Constanzo contra Guerrieri porque, al parecer, éste se quedó con un dinero que el ejército destinó a la familia del agente de inteligencia en un momento de apremios económicos.

"Constanzo me confesó en un calabozo en Rosario, que Guerrieri se quedó con una ayuda económica que el ejército había destinado para su familia", dijo Amelong al dar a entender que la denuncia contra ellos obedecía a una venganza del ex agente.

El resto de los militares acusados, Marino González, Jorge Fariña y Walter Pagano, decidieron no declarar, por lo cual el Tribunal Oral Federal de Paraná ordenó leer las declaraciones indagatorias que formularon en la etapa de instrucción.

El otro imputado, el médico militar Juan Antonio Zaccaría, accedió a declarar ayer y sorprendió a todos al reconocer que Raquel Negro y sus dos hijos estuvieron en el Hospital Militar local en marzo de 1978.

En la causa se investiga el traslado de Raquel Negro para dar a luz en el Hospital Militar local y la apropiación de los hijos mellizos de la desaparecida.

La mujer había sido trasladada desde la Quinta de Funes, en Rosario, para dar a luz mellizos, uno de los cuales, Sabrina Gullino, recuperó su identidad en diciembre de 2008.

Esta niña había sido abandonada el 27 de marzo de 1978 en la puerta del Hogar de Huérfanos de Rosario, desde donde fue dada en adopción legal a Raúl Gullino y su esposa Susana Scola. Del hermano mellizo de la chica, se desconoce su destino.

Guerrieri, Fariña, Amelong y Pagano, ya fueron condenados a prisión perpetua en el juicio que se llevó adelante en Rosario y en el que se investigó el circuito represivo del Batallón 121.



Fuente: Diario del Juicio / Télam

Entradas populares de este blog

Contra el LAWFARE a la santafesina

Informe: Primer juicio a genocidas en Rosario

Entrevista con el defensor de represores Gonzalo Miño: “El poder económico usó a los militares”