Causa “La Casita” de Santa Fe: Noticias de un secuestro


El plan de exterminio desplegado en la dictadura dejó expuesta su sistematicidad una vez más este jueves en Santa Fe, donde se ventilan los crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención conocido como La Casita. La articulación de la inteligencia militar con las diferentes fuerzas que intervinieron durante el terrorismo de Estado se va haciendo evidente en el proceso, que tramita en paralelo con otra causa en Rosario (Guerrieri III), pero que se encastran como un rompecabezas. El caso de Emilio Feresin, secuestrado junto a Guillermo White en la capital provincial en febrero de 1977, por el que declaró su cuñada Analía Saint Girons, se torna una pieza clave que vincula a los dos expedientes.

La causa

El Tribunal Oral Federal de Santa Fe lleva adelante desde el jueves 2 de febrero el juicio contra el ex jefe de la Guardia de Infantería Reforzada (GIR) y coordinador del Área de Defensa 212, Juan Calixto Perizzotti; contra el ex comisario de la Seccional 4°, Ricardo Silvio Ferreyra; el ex ayudante del Departamento de Informaciones Policiales (D-2) de la policía provincial, Eduardo Alberto Ramos Campagnolo; la ex escribiente de la GIR, María Eva Aebi; y el entonces secretario del Juzgado Federal de Santa Fe –y luego juez–, Víctor Hermes Brusa, por delitos de lesa humanidad perpetrados en el centro clandestino de detención “La Casita”, que estuvo ubicado en las afueras de la capital provincial.

Entre las víctimas de esta causa se encuentra el responsable zonal, para Santa Fe y Paraná, de la agrupación Montoneros, Emilio Osvaldo Feresin, quien fue secuestrado el 10 de febrero de 1977 y muerto, aproximadamente un mes después, por las torturas padecidas durante su cautiverio en “La Casita”. Además se juzgan las detenciones y tormentos contra otras 12 personas –11 mujeres y un hombre–, secuestradas y luego torturadas en la Comisaría 4ª, la Guardia de Infantería Reforzada (GIR), y también en “La Casita”.

Nuevos testimonios

El jueves pasado y por teleconferencia desde la embajada de París (Francia), declaró Analía Saint Girons, cuñada de Feresin. El testimonio se produjo 24 horas después que los brindados en Rosario en la causa Guerrieri III (ver Nuevos testimonios en la causa Guerrieri III) por Stella Buna y María Rosa White, prima política y prima hermana de Analía, que presentaron una estrecha complementariedad. “Conocí a Emilio en el año ‘75. Mi hermana (María Eugenia) lo trajo a casa y me lo presentó”, comenzó su testimonio Analía. Y luego amplió: “Era una persona brillante”.

La testigo contó que la pareja se conoció en Villa Constitución y luego vivió primero en Campana, para después radicarse en Paraná. “Siempre nos seguimos viendo”, remarcó Analía, al punto que relató cómo el 2 de febrero con su padre Enrique Saint Girons, su madre Ernesta “Chiquita” Gerlo y su primo hermano Guillermo White, fueron a visitarlos y pasaron una jornada en La Toma, un balneario de la capital entrerriana. “Pasamos un día muy lindo, María Eugenia estaba a punto de parir”, recordó.

Desde la embajada francesa, la mujer continuó con su preciso relato: “A la noche yo me volvía porque tenía una fiesta en Rosario. Emilio nos llevó en el auto a Guillermo y a mi hasta la terminal de ómnibus de Paraná y ahí pude escuchar cómo se ponían de acuerdo para encontrarse la semana siguiente en un bar de Santa Fe. Fue la última vez que lo vi a mi cuñado”, dijo visiblemente acongojada. Saint Girons, añadió que luego viajó con su primo hasta la capital santafesina y que se quedó conversando con Guillermo hasta que salió su colectivo rumbo a su ciudad.

La testigo declaró que del secuestro de Emilio y Guillermo, ocurrido el 10 de febrero de 1977 en Santa Fe, se enteraron “inmediatamente”, al igual que de la detención en Paraná de su hermana junto a Juan Emilio, su hijo nacido el día siguiente. “Papá fue a Paraná enseguida. Mamá estaba en la puerta del hospital. No los dejaban entrar. Ahí nos enteramos de lo de Emilio y Guillermo”, indicó.

Analía también contó que su tía María Rosa Saint Girons de White (madre de Guillermo), “fue hasta el bar de Santa Fe” y que pudo hablar con empleados del lugar, quienes refirieron “cómo se llevaron a un joven que describieron con las señas particulares de Emilio, y cómo atraparon a otro que venía llegando al lugar y quiso escapar corriendo”.

La mujer continuó su narración con el relato de otro episodio que muestra la conexión entre la represión desatada en una y otra ciudad. “Días después, fueron a casa en Rosario, dieron vuelta todo, como si buscaran algo, nos tiraron al suelo y nos encañonaron en la cabeza”, dijo la testigo. Y agregó: “Después me enteré que abajo en un auto la tenían secuestrada a Stella Buna, la esposa de mi primo Guillermo. Algo que luego cotejamos con ella”.

“Con mi hermano Marcelo y mi cuñada Mirta Enrigo fuimos a hablar con Jorge Feresin, el hermano de Emilio, para que hicieran algo”, rememoró Analía en otro tramo de su declaración.  La testigo también compartió otro recuerdo pero con respecto al secuestro de su hermana: “El día que nació Juan Emilio mis padres hicieron una guardia en la puerta del hospital. En un momento, del hospital (San Roque de Paraná) salió una ambulancia que mis padres siguieron hasta el hospital militar”. “Luego un vecino de mi hermana que trabajaba ahí, creo que como médico –prosiguió –, nos confirmó que María Eugenia estaba en el lugar. Él, un día que yo fui a buscar cosas a la casa donde habían vivido mi hermana y mi cuñado, me confió que había renunciado al trabajo, que su mujer estaba embarazada y que si su hijo era varón se llamaría Emilio y si era mujer María Eugenia”.

Analía dijo que luego de parir y pasar por el hospital militar, su hermana fue llevada a la Unidad Penal Nº 6 de Paraná junto a su hijo recién nacido, donde estuvo seis meses hasta que fue trasladada a Devoto. En ese lugar, tanto María Eugenia, como la familia que iba a visitarla, tomó contacto con otras detenidas que les contaron haber visto a Emilio en un centro clandestino de detención en Paraná, en “muy mal estado producto de las torturas”. Esa información coincide con el testimonio brindado semanas atrás en el juicio por Beatriz Pfeiffer, quien relató cómo vio a Feresin antes que se lo lleven de Paraná a La Casita en Santa Fe.

La testigo contó, además, que a “María Eugenia se la llevaron a Devoto de un día para otro, dejando a Juan Emilio con las otras presas políticas en Paraná”. “Gracias a una detenida que pidió un visita extraordinaria para pasar el dato a un familiar, nos enteramos de eso y con mis padres fuimos inmediatamente a buscarlo. El nene no quería comer y no paraba de llorar, tuve que ponerme ropa de mi hermana para que sienta el olor y se calme”, rememoró.
Por último, Analía hizo un alto para recordar a su cuñado, a quien dijo haber “admirado profundamente”. “Era un tipo tranquilo, que sabía escuchar, muy tranquilo y muy inteligente cuando hablaba. Sí, defendió sus ideas, pero todo el mundo debe tener derecho a eso”, culminó.

La compañera de Daniel

Tras la teleconferencia de Saint Girons, se presentó en la audiencia a prestar testimonio María Graciela Aguinaga, la esposa de Daniel Gatti, otro de los secuestrados en La Casita, que declaró en juicios anteriores, pero que falleció en mayo de 2012.

En el caso de Gatti, ex militante de la Juventud Universitaria Peronista, al igual que los otros detenidos que pasaron por La Casita –salvo Feresin , por quien se investiga además su homicidio–, se juzgan los delitos de privación ilegítima de la libertad y los tormentos a los que fue sometido. Su mujer compareció ante el tribunal para compartir los recuerdos que le transmitió su compañero.

Graciela contó cómo se casó con Gatti luego de que este saliera en el ‘82 de la cárcel, tras haber pasado por diferentes penales durante la dictadura. También relató que su compañero fue secuestrado de su pensión en la ciudad de Santa Fe, de donde había llegado a estudiar proveniente de Basavilbaso (Entre Ríos).

La testigo, refirió que Daniel le contó su cautiverio y los tormentos que padeció primero en la Comisaría 4ta de Santa Fe, en la Guardia de Infantería y en La Casita, a fines de marzo de 1977. También apuntó algunos nombres de los que su pareja pudo identificar tras su detención, como los de Brusa, Ramos y Aebi, entre otros. Además, Graciela repasó hechos que le transmitió su marido, de quien dijo que “siempre tuvo presente lo que había pasado con sus compañeros”.

Al igual que otros testimonios de sobrevivientes de La Casita, que ya declararon en este juicio, Graciela aportó datos sobre las personas que compartieron cautiverio con Daniel, y recordó que su marido le contó el episodio –también ya relatado en el proceso– en el que escuchó cómo, en el medio de una sesión de torturas, los represores mataron a Emilio Feresin. Finalmente, Graciela indicó al tribunal que su esposo tuvo graves secuelas producto de las torturas padecidas. “Tenía un hundimiento en el tórax y quemaduras en el cuerpo”, señaló la testigo, quien comentó además que “Daniel sufría momentos de profunda tristeza”.

Imagen: Los represores imputados en el juicio. | Foto: Andrés Macera.

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