Juicio Cambiaso - Pereyra Rossi: “Bignone y Nicolaides manejaron este operativo”


Marcelo Parrilli, uno de los primeros abogados de la causa, declaró como testigo y reconstruyó los primeros pasos que dio la investigación y los datos que se fueron consiguiendo en esos días de 1983. “Los falsos enfrentamientos fueron usados casi como una forma clásica, de libro”, remarcó.

Por Juane Basso. Antes del largo parate que se está tomando por estos días el Tribunal Federal Oral 2 de Rosario, el miércoles 16 de septiembre tuvo lugar una nueva audiencia del juicio Cambiaso Pereyra Rossi, en el que se investiga el secuestro, tortura y posterior homicidio de dos militantes peronistas perpetrado a fines de la última dictadura cívico militar. Entre los testigos que declararon se destacaron dos que lo hicieron por videoconferencia: Marcelo Parrilli –uno de los primeros abogados que intervino en la causa–, y Claudia Bellingeri, presidente de la comisión investigadora del Archivo Provincial de la Memoria de Buenos Aires.
En el proceso oral y público son juzgados Reynaldo Bignone; el ex comisario Luis Patti; el suboficial de la policía bonaerense, Juan Amadeo Spataro; y los integrantes del Destacamento de Inteligencia 121, Pascual Guerrieri, Luis Muñoz, Juan Andrés Cabrera, Ariel Zenón Porra, Walter Pagano, Carlos Sfulcini, Antonio López, Jorge Rodolfo Rodríguez y Carlos Alberto Lucena.
De acuerdo a la investigación, Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi fueron secuestrados en el bar Magnum de Córdoba y Ovidio Lagos y, tras ser sometidos a torturas en un galpón ubicado en las afueras de esta ciudad, fueron entregados a una patrulla del Comando Radioeléctrico de Tigre al mando de Luis Patti. Sus cuerpos aparecieron baleados en un camino rural cercano a la localidad bonaerense de Lima y la policía emitió un comunicado que hizo aparecer los crímenes como “un enfrentamiento”.

Aquellos tiempos
Parrili contó a los jueces cómo tomó contacto con la causa en esos días de mayo de 1983, época en la que integraba los equipos jurídicos del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) y las dificultades con las que se toparon a la hora de llevar adelante la investigación. “Nos encontramos con la dificultad que afrontábamos normalmente en este tipo de investigaciones durante la dictadura, que era el terror generalizado de toda la población, era difícil conseguir pruebas y sobre todo pruebas testimoniales”, recordó el abogado.
“Las características del operativo y el pos hecho de que fueran dados por muertos en un enfrentamiento, nos dieron la pauta de que había actuado un grupo de tareas”, planteó el testigo, y añadió: “Los imputados tuvieron una intervención significativa, los falsos enfrentamientos fueron usados casi como una forma clásica, de libro, para justificar o legalizar los homicidios. Un objetivo era ese, y el otro el terror”.
Según Parrilli, previo al hecho, “las fuerzas armadas venían siguiendo a la dirigencia montonera y por eso los secuestran ese día”. “El secuestro fue un lunes y el homicidio se conoció el martes. Son los últimos homicidios de la dictadura. Fue un sábado 14 de mayo y el homicidio el 17 de mayo. Hubo una repercusión enorme, el jefe (Fernando) Verplatzen felicitó a los tres jóvenes valientes, por supuesto amparándose en la teoría de un supuesto enfrentamiento”, rememoró el ahora testigo.
Parrilli fue gráfico para definir el poder del terrorismo de Estado: “Las personas podían ser torturadas indefinidamente sin ningún costo para obtener información, no tenían apuro y los podían matar cuando quisieran. La desaparición y tortura fueron los dos mecanismos centrales”. Y luego refirió, que en el caso de Pereyra Rossi “se comprobó en la segunda autopsia que el cuerpo presentaba pasajes de corriente eléctrica, con lo que se conoce como aplicación de picana eléctrica. Los captores disponían sobre la vida y las personas afectadas”.
De Cambiaso, el abogado señaló que previo a su secuestro “tenía una vida pública dialoguista, buscando soluciones a los grandes problemas nacionales desde la política, desde el punto de vista humano”. Y añadió: “Era ex preso político, nunca en este terreno se deja de ser preso político. Se movía libremente en la sociedad, en mayo del 83 todo el país se preparaba para la alternativa democrática que se avecinaba”.
En ese mismo marco, el testigo indicó que por esos meses “la dictadura estaba retirada, con Bignone designado no ya por la junta sino por el Ejército”. “Tanto Bignone como (Cristino) Nicolaides manejaron este operativo, y lo defendieron”, remarcó.
Parrilli dio cuenta de los pasos que dio la investigación en los tribunales provinciales de Rosario, a cargo del entonces juez Eldo Juárez, y como finalmente luego de un conflicto de competencia fue a parar a manos del juez federal de San Nicolás, Juan Carlos Marchetti, jurisdicción en la que recaló porque los cuerpos de los militantes fueron encontrados en Lima, provincia de Buenos Aires.
“Con el correr de los años, Marchetti se encontraba imputado en juicios sobre apropiación de menores, hijos de militantes políticos asesinados”, denunció en la audiencia Parrilli y amplió: “A Marchetti no era necesario amenazarlo, formaba parte del poder judicial de la dictadura, era directamente asimilación del poder político con el poder judicial, ni bien dejaron de ser jueces pasaron a ser defensores de los mismos señalados como represores. Era evidente una aceleración de los tiempos. El sobreseimiento otorgado a los imputados fue finalmente confirmado por la cámara de San Nicolás”.
En su rica y extensa declaración, Parrilli también tuvo conceptos muy duros con Osvaldo Raffo, quien en los últimos meses volvió a los primeros planos por ser el perito propuesto por la familia del fiscal Alberto Nisman. “Yo estuve presente en la sala de autopsias. El cuerpo de Cambiaso estaba en un cajón para nichos, muy bien conservado, pero el de Rossi, había estado sepultado en tierra, lleno de barro, y en estado de descomposición absoluta. El doctor Raffo se atrevió a decir y firmar que no había signos de pasaje de corriente eléctrica contradiciendo lo que peritos de la Corte habían dicho en su autopsia anterior. Es médico de policía, era hombre de Ramón Camps y me llama la atención que no haya sido traído a juicio por este episodio”, planteó el testigo.
Luego del testimonio de Parrilli, se presentó el del también perito Jorge Martini, médico forense de la Justicia Federal que en la actualidad está jubilado, quien participó de los estudios que se hicieron sobre los cadáveres de los militantes. Luego fue el turno de Claudia Bellingeri, del área de investigación de la Comisión Provincial de la Memoria de la provincia de Buenos Aires, sitio en el que se encontraron cuantiosos documentos de inteligencia realizados por el Ejército y la Policía bonaerense, previos y posteriores a los secuestros de Cambiaso y Pereyra Rossi.
La investigadora describió a los jueces la importante cantidad de información sobre los militantes asesinados reunida en la ex Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires (Dipba) –que se encuentra incorporada como prueba en el expediente de la causa– y que fuera aportada en aquellos años, “principalmente por la jefatura II del Ejército”.


Foto: Andrés Macera.

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