El alegato de la defensa de Fariña y Amelong

Este jueves el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en los centros clandestinos de detención La Calamita, Quinta de Funes, Escuela Magnasco, La Intermedia y Fábrica Militar -que se lleva adelante en el Tribunal Oral Federal N°1 de Rosario-, continuó con el alegato del abogado de oficio Héctor Galarza Azzoni, representante legal de Walter Pagano, Jorge Fariña y Juan Amelong.

Galarza, que el miércoles había concluido con el alegato por Walter Pagano -pidió la absolución del represor-, se dedicó a la defensa de sus otros dos defendidos.

El abogado realizó una defensa que puso más énfasis en tratar de desacreditar los procedimientos de cómo fueron producidas las pruebas durante el juicio, que en refutar las pruebas en sí mismas. Su exposición fue una larga cadena de pedidos de nulidades.

Con relación al coronel Fariña, Galarza pidió la “nulidad de su detención y los actos que se sucedieron en consecuencia y la absolución del mismo”. Al igual que lo hicieron sus colegas defensores de Guerrieri y Costanzo solicito la prescripción de la acción penal en beneficio de Amelong, Fariña y Pagano y se remitió a los argumentos de los otros defensores.

También basado en tecnicismos procesales, Galarza reclamó la nulidad de las declaraciones de varios de los testigos, entre ellos el de Rubén Dri, único sobreviviente de la Quinta de Funes, cuya declaración es una de las claves del juicio. Demandó la nulidad de varios de los reconocimientos realizados por testigos y de la inspección ocular del co-imputado Eduardo Tucu Costanzo. Incluso reclamó la nulidad de los reconocimientos que las víctimas hicieron en la década del ochenta ante la Comisión Nacional contra la Desaparición de Personas (CONADEP), “por ser actos en los cuales la defensa de mis asistidos no pudo estar”.

Galarza apuntó especialmente contra los dichos de Costanzo, el represor que confesó -dando nombres y apellidos- los delitos cometidos en los cinco centros clandestinos de detención por donde pasaron la treintena de víctimas por las que se inició este juicio y que detalló cómo fueron asesinados catorce militantes antes de ser cargados en un camión que posteriormente fueron subidos a un avión que los arrojó a la Bahía de Samborombón.

El abogado de oficio planteó que tanto las declaraciones de Costanzo como la de Gustavo Bueno -el otro represor que ventiló los crímenes cometidos por los cinco imputados del Batallón 121- debían ser anuladas.

En el caso de Costanzo, Galarza afirmó -al igual que lo hiciera su defendido Juan Amelong cuando hizo uso de la palabra-, que éste “cada vez que habló lo hizo por un interés económico”, aunque no aportó ningún documento que pruebe esa afirmación.

El defensor de Amelong, Fariña y Pagano, fundamentó su pedido de nulidad de los dichos de Gustavo Bueno en Brasil -lugar al que se traslado el TOF1 para tomarle la declaración, quien en realidad ratificó un testimonio brindado ante el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) en 1984-, porque a su criterio no se cumplieron los requisitos que exige el código procesal penal.

Del mismo modo que lo hizo la audiencia anterior cuando expuso el alegato por Walter Pagano, Galarza solicitó este jueves la absolución de sus otros defendidos Juan Amelong y Jorge Fariña.



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