Multitudinario acto frente a los tribunales federales en el primer día del juicio Guerrieri-Amelong

La primera jornada del juicio oral a los genocidas de la dictadura en Rosario finalizó con un acto multitudinario frente a las puertas de Tribunales federales. Allí confluyeron organizaciones de derechos humanos, políticas, gremiales, estudiantiles y sociales, con una consigna en común: “Los juzga un tribunal, los condenamos todos”. Querellantes, testigos y familiares de víctimas calificaron como “un triunfo” el hecho de poder llevar ante la Justicia a los responsables del terrorismo de Estado después de treinta años.

El ex teniente Amelong, uno de los cinco imputados, apareció en la sala del tribunal con un maletín donde se leía “Perdiste CK, entendelo” y una vincha blanca atada a la cabeza que decía en letras negras “legalidad”. La lectura de las requisitorias continúa este martes a partir de las 9.30.

El Espacio Juicio y Castigo convocó desde la mañana temprano a acompañar a familiares de víctimas, testigos y querellantes de la causa Guerrieri-Amelong. Un escenario montado en pleno bulevar Oroño, frente a las puertas del tribunal, sirvió para que militantes de organismos de derechos humanos y querellantes en las causas conocidas como Quinta de Funes y Fábrica de Armas –dos cárceles clandestinas durante la dictadura– compartieran sus sensaciones y reflexiones sobre este primer juicio oral a los genocidas. Además, grupos musicales y otros artistas estuvieron durante todo el día animando la jornada.

“Estamos acá por los 30 mil compañeros desaparecidos. Es un día histórico”, se emocionó Élida Luna, integrante de Familiares. “No hay que olvidarse que la dictadura estuvo respaldada por grupos empresarios y la oligarquía terrateniente, que hoy está en la mesa de enlace”, indicó.

“Lo vivimos como un triunfo”, sostuvo por su parte Eduardo Toniolli, querellante en la causa Quinta de Funes por la desaparición de su padre. “La dictadura estuvo acompañada por grupos económicos poderosos de la economía y por los grandes medios, los mismo que hoy no quieren debatir una nueva ley de radiodifusión”, agregó, al tiempo que destacó la lucha de la APDH, Familiares, las Madres de plaza 25 de Mayo y la agrupación Hijos, entre otros organismos de derechos humanos.

El actual concejal Juan Rivero, querellante en la causa Fábrica de Armas, donde estuvo detenido, se mostró conmovido frente al inicio del proceso judicial a los represores y agradeció el acompañamiento de todos los presentes en el acto.

Después de treinta años de rondas, marchas, actos y escarches, este suceso histórico para la ciudad, producto de la lucha incansable de los organismos y de todos los que aportan a la memoria colectiva, fue calificado por los querellantes, testigos y familiares como “un triunfo”. No es para menos: protagonistas de aquel siniestro plan de las Fuerzas Armadas para aniquilar a sectores políticos y sociales que pensaban diferente, luchaban por un país más justo, están hoy frente a la Justicia por las atrocidades cometidas en pos de un proyecto para minorías privilegiadas.

En el primer día del juicio se le dio lectura a los requerimientos de elevación a juicio de la causa conocida como Guerrieri-Amelong. La secretaría del tribunal informó a los cinco imputados (tres militares retirados y dos civiles) sobre los hechos aberrantes que pesan sobre sus espaldas de acuerdo a las declaraciones testimoniales recabadas en la etapa de instrucción.

Los acusados son el ex teniente coronel Pascual Guerrieri, el ex teniente Juan Amelong, el ex mayor Jorge Fariña, Walter Pagano y Eduardo Costanzo. Los dos últimos son civiles que se desempeñaron en el servicio de inteligencia del Ejército. En este juicio, que engloba una parte de todos los ilícitos que cometieron, se les imputa privación ilegítima de la libertad, amenazas, tormentos y desaparición física de una treintena de personas.

Durante la lectura de los requerimientos fue citado en varias oportunidades Jaime Dri, el único sobreviviente de la Quinta de Funes, cuyo testimonio fue muy importante para la investigación. También hubo citas textuales del libro de Miguel Bonasso Recuerdo de la muerte, como también la de varios testigos que ya han declarado y lo volverán hacer cuando llegue el momento de que la querella presente pruebas contra los procesistas.

Ni bien arrancó el juicio, la defensa del Tucu Costanzo solicitó a la presidencia que el acusado se retire de la sala por problemas de salud. Después de leerse el parte médico que certificaba que el represor sufre de hipertensión arterial, Otmar Paulucci, presidente del tribunal, concedió el pedido y el “arrepentido” Costanzo –en sus declaraciones testimoniales dio detalles de las atrocidades cometidas e involucró a varios de sus colegas– se retiró a una sala contigua con su custodio y su médico, donde siguió el juicio a través de una pantalla de circuito cerrado.

El juicio se transmite en tiempo real en la sala de audiencias de la Cámara Federal de Apelaciones, en Entre Ríos al 400. Si bien en la primera jornada la cámara registró la mayor parte del tiempo a los integrantes de la secretaría del tribunal, cada tanto hacía un paneo de la pequeña sala, donde por detrás de los cuatro represores que habían quedado en la sala del Tribunal Oral Nº1 se colaba la imagen de querellantes y familiares de las víctimas que escuchan detrás de una mampara transparente. Estuvieron presentes también la vicegobernadora Griselda Tessio y el ministro de Justicia Héctor Superti.

El ex teniente Amelong apareció en la sala con un maletín donde se leía “Perdiste CK, entendelo” y una vincha atada a la cabeza que decía “legalidad”. Se mostró provocativo y desafiante. El juicio recién comienza y se estima que para diciembre se conocerá la sentencia. Para ese entonces se espera que quede demostrado ante la Justicia la “ilegalidad” del plan sistemático de aniquilamiento de personas que perpetraron estas bestias.

(De redaccionrosario.com para El Diario de los Juicios.)


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